Imagen del despacho de la abogada Lara la Fontana en Lanzarote
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Caso Mara Serighelli

A lo largo de mi carrera como abogada, me he enfrentado a una variedad de casos complejos, pero ninguno tan delicado como el de asesinato y profanación de cadáver que conmovió a Lanzarote. Se trató del primer caso con Jurado celebrado en la isla de Lanzarote.

La defensa en este proceso no fue solo un reto profesional, sino también un caso que tocó muchas vidas, en especial la de una pequeña niña, hija de la víctima y del condenado. El proceso fue largo, pero al final, la justicia prevaleció, asegurando una condena firme para el culpable.

Este caso de asesinato en el ámbito de la violencia de género, involucraba a Mor Ndao, acusado del asesinato de Mara Serighelli y de la posterior profanación de su cadáver. Los detalles eran impactantes y los medios de comunicación locales e internacionales se hicieron eco de la tragedia. Para mí, fue esencial abordar el caso considerando tanto la gravedad de los hechos como el impacto emocional que tenían en la familia de la víctima y la sociedad en general.

Uno de los aspectos más complicados de este caso fue la gestión de las pruebas forenses. Era crucial que se presentaran de manera clara y precisa, para que el jurado comprendiera la magnitud de los actos cometidos. Conseguimos demostrar la culpabilidad del acusado en ambos delitos, gracias a un análisis exhaustivo y a la colaboración de expertos forenses.

Justicia para la Familia: La Sentencia del Tribunal

El veredicto fue claro: Mor Ndao fue condenado por el delito de asesinato y por la profanación del cadáver de Serighelli. Este segundo delito, en particular, fue difícil de probar, ya que implicaba demostrar una determinada conducta en relación al cuerpo de a victima después del fallecimiento. No obstante, tras semanas de juicio y con un jurado que examinó todas las pruebas, la culpabilidad fue establecida sin lugar a dudas.

El tribunal condenó al acusado a 18 años y 6 meses de prisión, una pena que refleja la gravedad de los crímenes cometidos, y fue privado de la patria potestad sobre la hija.

Uno de los aspectos más conmovedores de este caso fue la situación de la hija de Mara Serighelli, que en el momento del asesinato tenía apenas veinte meses de edad. Durante el juicio, se determinó que mientras Mor Ndao cumpliera su condena en prisión, no podría ejercer la patria potestad sobre la niña. Esto significaba que Ndao no tendría ningún derecho sobre su hija, quien desde el asesinato de su madre ha vivido con su familia materna en Italia.

Esta medida era fundamental para garantizar la estabilidad y el bienestar de la pequeña, que ya había sufrido la pérdida de su madre de una manera tan traumática. La patria potestad quedó en manos de la familia materna, proporcionando un entorno seguro y estable para la niña.

Imagen de la balanza de la justicia, relacionándolo con el caso Mara Serighelli

Reflexiones Finales sobre un Caso de Alto Impacto

Este caso no fue solo un desafío técnico desde el punto de vista legal, sino también una lección sobre la resiliencia de las familias afectadas por delitos graves. Como abogada, es mi deber asegurar que las víctimas y sus familias reciban la justicia que merecen. Sin embargo, la justicia no siempre se limita a una condena penal; en muchos casos, como este, es necesario abordar aspectos más amplios, como la protección de menores y la reparación económica.

Para mí, este caso fue una muestra de la importancia de la perseverancia en el ámbito jurídico. Al enfrentar pruebas difíciles y argumentos complejos por parte de la defensa, logramos que se hiciera justicia, no solo para Mara Serighelli, sino también para su hija, que merece crecer en un entorno seguro.